Nos hemos acostumbrado a no alterar los sentidos y permanecer con los pies sobre la tierra que nos dice que estamos en territorio seguro.
Meditando sobre el video realizado en la entrada anterior, medito en las repercusiones de algo fuera de lo que se conoce como apropiado, pero esto de imaginar lo imposible deja de serlo cuando no nos detenemos a meditar sobre la importancia que tiene estar con los pies sobre la tierra.
Entonces, para muchas personas, incluso para profesionales destacados, la idea es compleja: imaginar que la gente deja de relacionarse con ética laboral en la órbita y sucumbe ante algo que le sucede al cerebro de las personas que se enamoran. Esta transición no solo afecta la forma en que trabajan, sino que también transforma sus prioridades y valores. El enamoramiento puede desdibujar la línea entre lo personal y lo profesional, llevando a algunos a obsesionarse con sus sentimientos en detrimento de sus responsabilidades laborales. A medida que las conexiones emocionales se intensifican, la productividad puede verse comprometida, y la ética de trabajo se convierte en un mero recuerdo en medio de la euforia del amor.

Considerando este esquema en un sitio que necesita de toda la atención de sus miembros activos, es una locura meditar sobre el sexo en condiciones no habituales a cada uno de los seres humanos.
Sin embargo, es algo que tarde o temprano se presentará, no por los miembros responsables de una tripulación, sino por personas que se tomen muy en serio la posibilidad de adentrarse en esto que se antoja, complejo y más allá de todo lo conocido hasta ahora.
En verdad, espero que la idea se considere por parte de los residentes de Asgardia, especialmente aquellos que son redactores creativos y los que han puesto atención al detalle en sus obras. La importancia de esta reflexión radica en que no es posible ver al sexo como parte de una actividad alejada del enamoramiento, ya que ese es un impulso vital que fundamenta muchas de nuestras relaciones y conexiones interpersonales.
Este aspecto humano no solo enriquece nuestras experiencias, sino que también nos conecta emocionalmente con los demás, fomentando el entendimiento y la empatía. Al contemplar el sexo en el contexto del amor y el afecto, se abre un abanico de posibilidades para explorar no solo nuestras pasiones, sino también la profundidad de nuestras emociones y el significado que estas tienen en nuestra vida cotidiana.
Las grandes proezas y pasiones de todo humano se han dado bajo el contexto de una emoción vital hacia lo que hace, y pensar en procrear en la órbita nos lleva a un camino nuevo y diferente.
Este impulso primario no solo nos permite explorar nuestras capacidades creativas, sino que también nos conecta con la historia y el legado de nuestra especie.
Cada acción, cada decisión, se convierte en una huella que nos une con aquellos que vinieron antes que nosotros, así como con las generaciones que vendrán. Es en esta danza entre el pasado y el futuro donde encontramos el significado de nuestra existencia y el valor de nuestras aspiraciones en un universo que constantemente nos desafía a trascender nuestros límites.
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