De las naciones del mundo a la unidad de la humanidad

Desde la antigüedad, el espíritu de las naciones nos ha demostrado que los seres humanos se han agrupado en torno a una ubicación geográfica definida para constituir una población que satisface necesidades esenciales, como las físicas, intelectuales y espirituales. De esta manera, hemos visto a lo largo de la historia que han necesitado establecer fronteras, un idioma y una identidad racial para empoderarse como parte de una población en el planeta.

Por tanto, la humanidad inició su recorrido por el mundo, dividiéndose en líneas raciales. Muchos asentamientos humanos quisieron ganar territorio con el paso del tiempo, dominando a los que se encontraban, poblando diversos espacios cuya riqueza y expansión pusieran en peligro a los otros. De tal manera que notamos una persistencia en el conquistar territorios, en comerciar con los más fuertes y doblegar a los oprimidos para beneficiarse de sus porciones de terreno, imponer creencias y dividir riquezas; esto ha sido en escasas palabras lo que la humanidad ha hecho durante su paso por el territorio del globo terráqueo.

¿Qué sostiene a los pueblos del mundo unido? ¿Cuáles son sus intereses generales? Las creencias culturales, el sostenimiento de las familias por el medio del comercio y la explotación de los recursos naturales y forestales, etc., su idioma común, sus rituales espirituales y semejanzas étnicas. Digámonos en pocas palabras.

Ante la globalización los campos de limitaciones fronterizas van modificando los intereses de la gente, aprender la cultura del otro es fundamental, conocer su idioma, una necesidad para poder comerciar, incentivar las relaciones interraciales y compartir ideologías en un área específica del planeta; la defensa de la ecología, el arte de la sustentabilidad agraria, la calidad de los productos que se intercambian, todo convierte a los pueblos distantes en solidarios intermediarios del cambio social y político.

En medio de esto surge la necesidad de un planteamiento diferente donde la organización de los valores culturales y científicos juega un papel significativo. Asgardia, aparece en la escena mundial.

Rompe el esquema tradicional de lo que culturalmente nos han enseñado, reúne las voces de diferentes razas, y etnias, no divide y tampoco en su espíritu la discriminación. Para todo Asgardiano el valor más alto es la unidad de la humanidad. ¿Qué implica este nuevo modelo de desarrollo? Cambios profundos y el enfrentamiento con una realidad político-cultural que debe superarse a sí misma, modelar la diferencia y fortificar nuevos paradigmas. El paso obligado de la humanidad es preservar el planeta, conservar la cultura mundial, fortificar los valores universales del ser humano sin distingo de raza o idioma, sin apego al territorio como terruño, su camino es el espacio, es el contacto con la máxima expresión de unidad: la órbita terrestre que contempla como un todo a la humanidad y su unidad. En ese espacio histórico nos encontramos ahora, en el primer peldaño hacia las estrellas y la fortificación de una raza de humanos que no desprecia el otro, le reconoce su calidad de ser viviente en un entorno creativo y su posibilidad de crecimiento solidario con todos los demás.