Séptimo Cuento: Esta obra la dedique al comité de ciencia en el parlamento de Asgardia, sin duda la imaginación de alguien que escribe puede llevarnos a mundos fascinantes, imaginar espacios que no han sido tocados por otros, la realidad posiblemente sea otra y en ella aprendamos a ser diferentes, pero ahora que el libro se ha publicado quiero compartir con ustedes uno de sus relatos:
Llegaron con una alegría inusual y lo primero que encontraron fue a muchas personas que ya les habían enviado correos electrónicos y que ahora querían verlos físicamente, no todos estaban ahí, sólo algunos habían viajado hasta la zona de aterrizaje y tendrían la oportunidad de conectarse por vía electrónica en una conferencia mundial, el alboroto era impresionante por primera vez aquellos que habían viajado como prototipo de humanos, nacieron y crecieron en nuestro satélite natural y su adolescencia les permitía viajar a la Tierra para compartir su experiencia con todos nosotros en la Tierra:
Uno de ellos tomó la palabra:
El mundo es un lugar fascinante al que solo había visto desde lejos, una persona me envio un correo electrónico y me dijo con mucha seriedad:
“Todos los que han nacido en la luna deben tener el instinto maternal muy desarrollado”
Aún sigo pensando que eso es un atributo que observan desde la perspectiva de la Tierra, nos imaginan diferentes, a nuestro satélite natural le hemos dado esos atributos, en realidad desde la perspectiva de la luna, debo reconocer que hay algo mucho más complejo cuando veo la vida de la tierra y observó sus tonalidades de azul, el horizonte que ahora puedo observar de cerca al viajar hasta aquí, es algo único y novedoso.
Tal vez no seamos tan diferentes, viajar a la Tierra me permite mirarme de una forma distinta, aún cuando me cueste mucho adaptarme a la capa de oxígeno que casi quema mis pulmones, para todo terrícola debo ser una especie de características únicas, yo y mis hermanos nos adaptamos a vivir en un sitio con raciones de oxígeno diferentes a las de ustedes y el costo de nuestra vida en la Luna no es igual al que se paga por tener seres humanos del hábitat donde se les considera endémicos, la luna no deja de ser un sitio que hay que adaptar para crecer y eso nos cambia, nos transforma.
Cuéntanos ¿Cómo es que ese hombre dijo que ustedes son más maternales que nosotros los humanos comunes?
El joven con mirada curiosa y una amplia sonrisa contestó:
-Tal vez él observa lo que somos desde la astrología y le da un peso específico muy impresionante, según entiendo desde ese punto de vista somos reguladores de los sentimientos y por naturaleza inclinados a lo femenino, aún siendo un varón, ese hombre que me analizó lo hizo considerando valores que los cultos le han dado a la luna características de reguladora de las mareas y calendario de los momentos de ovulación en las mujeres, creo que a eso se refería.
Sí acaso podemos ser considerados protectores de la Tierra, cada uno de los que tuvimos la oportunidad de nacer fuera de ella, sin duda sentimos la misma admiración al ver el planeta Tierra desde la distancia; algo similar a lo que ustedes sienten por la Luna.
Si fuera necesario vernos diferentes o más capaces de mostrar sentimientos, es en verdad un atributo de los humanos sin importar de donde hayamos llegado, nuestra génesis es de la Tierra.
Otro de los jóvenes recién llegados de la Luna señaló:
Siempre habrá verdades ocultas en todos los seres humanos, sin importar de donde seas o las cosas a las que dediques tu tiempo, pero algo es cierto no todos somos iguales. La Tierra les da libertades que nosotros no tenemos.
Los jóvenes de quienes hablo forman parte de un grupo de 25 adolescentes que han viajado por primera vez a la Tierra para compartir por una semana de sus vidas la compañía de sus progenitores y familiares; el primero en hablar se llama Paidy Iglec Gless, su padre Carlo Iglec y su madre Ana Gless, están presentes y orgullosos de su llegada a la Tierra.
Ellos comentan a la prensa que han preparado una cámara especial con oxígeno regulado, donde serán ellos los que lleven máscaras para poder convivir con su hijo; todos los padres han hecho lo propio y esperan el momento de poder ver a sus hijos sin el equipo de protección que es necesario para estar en el salón de conferencias.
Uno de los reporteros interroga a Paidy:
¿Han considerado la opción de adaptarse a vivir en la Tierra, con algo de entrenamiento aeróbico podría lograrse, qué piensan?
Paidy con serenidad contesta:
-No es el objetivo de nuestro viaje, nosotros pertenecemos a la Luna, nuestros estudios y entrenamiento con fines científicos deben contar con disciplina y continuidad; nuestro hogar es y será para ustedes el puente hacia las estrellas.
Todos los servicios y el conocimiento pleno de las instalaciones que se estructuran en nuestro hábitat son necesarios para quienes formen parte de futuras expediciones.
Elda Bahal es otra de las jóvenes que han viajado hasta la Tierra, ella no conoce al padre su madre decidió la gestación sin ser quien colocara sus óvulos y eligió a un padre cuya decisión fue permanecer en el anonimato, él no sabe quién es su hija y su madre tampoco lo sabrá ella fue donante para el banco genético que se encuentra en la Luna. Por tanto la señora Amanda Bahal es la potencial madre y padre derivada de su adquisición de óvulos y esperma para crear a un ser vivo en la Luna.
Al igual que su compañero cuando se le pregunta por su deseo de vivir en la Tierra, ella está de acuerdo que son un nuevo prototipo de sociedad que debe extender su camino por un nuevo rumbo y comprenden que están viviendo una etapa complicada, la adolescencia que es una etapa que cambia su sistema metabólico y el apoyo de sus padres, en este caso de su madre, podrá darles una visión sensible y única de lo que sucederá en sus cuerpos y cómo sobrellevar el cambio en su hábitat natural, La Luna.
Elda remarca:
“No somos de la Tierra, ella podría destruir lo que hemos creado en nuestras mentes y cuerpos ahora nos van a estudiar con evaluaciones que proceden de psiquiatras y sociólogos de la Tierra, espero que no intenten introducir sus modelos en nuestra mente, no podríamos del todo replicarlas en la Luna”
Un silencio incómodo surge en la sala hasta que Amanda toma la palabra y exclama con entusiasmo:
-Dejemos que el mundo que hemos creado más allá de las fronteras de la órbita terrestre nos muestre alternativas de convivencia para cambiar paradigmas, posiblemente en el silencio gris de la Luna, hay mentes brillantes que ahora van a aflorar para modificar la propia mentalidad que nos ha arrastrado a ser como somos y destruido en muchos sentidos, no sabemos qué nos depara el destino, permitamos que su cauce fluya de una forma diferente y no doblegamos lo que ahora se muestra ante nosotros como una enorme posibilidad.
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